

A.M. REGIUS
ESPECIES TÓXICAS
Las intoxicaciones con hongos silvestres
Todos los años siguen produciéndose las no deseadas intoxicaciones por ingesta de hongos. Por un lado esta noticia nos llega por la prensa o la televisión y nos parece que es algo que siempre le pasa a los demás a parte de eso, solo transcienden los casos mas graves cuando hay fallecidos de manera que la gran mayoría de casos se quedan impunes y casi nadie se da cuenta, pero la realidad es que por ejemplo en el Hospital de Burgos en una temporada normal han coincidido a la vez hasta 18 personas intoxicadas por hongos silvestres en un momento puntual y después de algún día o días con suero como no suelen ser casos graves después del gran susto los mandan a su casa. Siempre que me llega la noticia de alguna nueva intoxicación, no puedo evitar una preocupación interior y que cuando están implicados niños, ese sentimiento es aun mucho mayor, ya que en una situación así, los menores son los más vulnerables debido a su menor masa corporal. Todo esto es por lo que personalmente siempre he considerado este tema como prioritario en todos mis actos sobre el mundo de los hongos.
La verdad es que una intoxicación por hongos, yo la imagino como un puzzle, y para que dicha intoxicación se produzca tienen que coincidir todas las piezas perfectamente, de manera que si pudiéramos coger alguna de las piezas o varias de ellas y retirarlas de dicho escenario, la intoxicación ya no seria posible.
Los esfuerzos de las asociaciones micológicas no son baldíos y un claro ejemplo es que uno de los hongos silvestres mas peligroso si lo comemos, es la Amanita phalloides; este hongo cada vez lo conoce mas gente por lo que esta dejando de tener el riesgo que tenia tiempo atrás ya que siempre procuran tenerle presente en las exposiciones que organizan todos los años, para que las gentes puedan verlos detenidamente y apreciar sus características; lo mismo que con esta especie de hongo, también con otras muchas especies aunque no sean tan peligrosas.
Las personas que pasan por el trance de una intoxicación ya sea de mayor o menor gravedad generalmente después, suelen ser reacias a hablar del tema, quizá sea por no recordar un momento tan duro para ellos, o por que se sienten ridículos al comprobar lo frustrante y peligroso, que puede llegar a resultar la simple ingesta de un puñado de hongos que no ofrecían ningún síntoma de lo que sucedería después. En varias ocasiones he podido llegar a entablar alguna conversación con algún afectado y aunque la intoxicación haya sido de lo mas leve, todos lo pasan fatal ya que no es una cosa que sea entendible” yo me encontraba perfectamente y es que un par de horas después de comer las setas el estomago me ardía literalmente y me veía morir” este comentario me hacia uno de ellos con cara de circunstancias.
Las piezas del puzzle no son las mismas para todas las personas pero a través de esta humilde publicación iremos comentando detalles que a mi me parecen cruciales por ejemplo: son totalmente falsas las creencias de que incorporando al guiso alguna pieza de plata, esta oscurece con la presencia de algún hongo toxico; o que si se la damos a comer previamente a otro animal y no le pasa nada nosotros también podríamos comerla; tampoco es síntoma de comestibilidad el que un hongo tenga o desarrolle larvas o gusanos habitualmente en alguna de sus fases de desarrollo.
Únicamente nos puede servir nuestra cultura y experiencia personal, a la vez que también podemos conocernos un poco mejor nosotros mismos y para esta ocasión quiero nada mas recordar el hecho, de lo inusitado de “nuestra capacidad visual” y por ejemplo para poner nuestra vista a prueba. Uno de los caracteres esenciales para diferenciar entre unas especies y otras es observar el himenio (zona del hongo en el cual se desarrollan las esporas) y como seguimos con los hongos tóxicos podemos utilizar al culpable de la mayoría de las intoxicaciones en nuestra región y compararle con el hongo comestible con el que la gente se confunde.
El Clitocybe rivulosa es el hongo culpable de la mayoría de las intoxicaciones por consumo de hogos a lo largo de la temporada; lo primero que hay que saber es, que lo habitual es que coincidan en la época de aparición por lo que podemos encontrar ambas especies en el mismo día y en hábitat similar; como no es de gran tamaño, la apariencia que nos ofrece es de un hongo sencillito e ingenuo, que no tiene mal olor y que una vez guisado tampoco tiene mal sabor por lo que nos engaña completamente; su principio toxico es la muscarina y contiene bastante mas muscarina que la mismísima Amanita muscaria, si bien es cierto que en todas las especies de hongos tóxicos no todos los individuos disponen de la misma concentración de toxicidad. Pues bien el Clitocybe rivulosa se desarrolla por toda la región e incluso en toda la península y en ocasiones he podido comprobar como en praderas, también puede crecer formado un corro de unos casi 3metros de diámetro.
Dicho Clitocybe rivulosa que es muy toxico las gentes lo confunden con la inocente especie Marasmius oreades que si es buen comestible, pues bien si nos habituamos a observar en su himenio simplemente la separación de las laminas comprobaremos lo fácil que resulta retirar una de las piezas del puzzle fatídico, utilizando nuestra poderosa vista, que a poco educada que este, es capaz de apreciar unas diferencias de décimas de milímetro. Este hecho también nos sirve para todas las especies de hongos que puedan interesarnos ya que es increíble lo fiel que son las especies de hongos a su genética, en lo referente a la separación interlaminar por lo que al ser un carácter constante es totalmente fiable. Sin complicarnos mas de lo necesario a este concepto de separación entre las láminas, podemos añadirle el de la unión de las mismas con el pie ya que estas pueden detenerse antes de llegar al pie y permitir un pequeño espacio perfectamente observable, dicha característica se la denomina como laminas “separadas”; otra circunstancia es que lleguen al cuello del pie y al estar pegadas al mismo se denominan laminas “adnatas”; finalmente también además de llegar al pie, pueden descender por el mismo hacia abajo y entonces se denominan laminas “decurrentes” pues bien, estas sencillas características son facilísimas de aprender sobre todo para los niños y no cuesta absolutamente nada retirar estas 4 piezas del fatídico puzzle.
En próximas publicaciones iremos viendo más características macroscópicas de otras partes de los hogos que también nos ayudaran para que las intoxicaciones lleguen a ser imposibles.
Finalmente un consejo muy útil que me dicta mi experiencia y que también puede ayudaros es lo siguiente: salimos al campo con la intención de recolectar unos hongos en zonas o setales que ya hemos frecuentado en otras ocasiones y si tenemos suerte y los encontramos, los vamos colocando en nuestra cesta, pero a la vez lo mas normal es que veamos otras especies que con anterioridad, no nos habíamos percatado y que probablemente no conozcamos; no pasaría nada desagradable porque las pusiéramos también en la misma cesta pero en algún momento tendremos que separar lo que va a ser destinado para el consumo de lo que no conocemos y aquí hemos de tener la precaución de consumir únicamente los hongos que conocemos “perfectamente” identificados y “enteros” desechando lo desconocido por ingenuo que parezca y los “fragmentos” de hongos que siempre suelen desprenderse durante el paseo con el transporte y el ajetreo de la cesta ya que podrían colarse trozos no debidamente reconocidos ni identificados. Estos consejos por infantiles que parezcan, si no tenemos alguien que nos lo recuerde, cuando llega el momento de tomar la decisión no acertamos a darnos cuenta bien de muchos detalles, por lo que debemos aplicarlos siempre y cada vez que nos decidamos a comer un plato de deliciosas setas.
M. L. Cueto

El Clitocybe rivulosa
Esta especie puede tener un sombrero de hasta unos 50mm es de color blanco satinado, que por zonas concéntricas va decolorándose hacia tonos crema acuoso, sobretodo por el centro del sombrero; hacia el margen del sombrero dicho color blanco satinado se manteniente durante mas tiempo; a su vez pronto suele presentarse un poco deprimido en esa misma zona central decolorada. Las láminas son adnatas, medianamente apretadas y blanquecinas, pero aquí debemos tener en cuenta dos detalles importantes: con el desarrollo normal del hongo el margen del sombrero se eleva con relación al pie y aparece la pequeña depresión central del sombrero que ya hemos comentado y es por lo que a su vez las láminas ofrecen el aspecto de algo decurrentes sin serlo. El pie puede tener 50 x 6mm es blanquecino y también se decolora como el sombrero hacia tonos crema, también es quebradizo. La carne es blanca que también se decolora hacia los tonos crema sobretodo bajo la cutícula; no tiene un aroma muy intenso pero es leve, agradable y las personas que se han intoxicado con este hongo manifiestan que tiene un sabor muy agradable ¡por lo que deducimos claramente que el buen sabor de un hongo no es sinónimo de comestible¡
Su toxicidad proviene de la muscarina que contiene, e incluso la concentración de dicho toxico puede ser mayor que en el caso de Amanita muscaria, hongo este muy popular y también toxico por contener dicha toxina.
Desde luego se trata de un hongo de aspecto ¡ingenuo¡ que cuando es jovencito el blanco satinado de los sombreros es muy bonito, el aroma es algo agradable y con buen sabor, pero claro ¡es blanco¡ que se decolora hacia el crema como hemos afirmado y no deberíamos con fundirnos con el Marasmius oreades que lo tiene de color café con leche ¿verdad?.
Pues bien en la naturaleza las condiciones de cada momento, influyen notoriamente sobre la vegetación y los hongos, de manera que el sol, el viento y sobretodo la temperatura pueden favorecer su desarrollo, pero también ¡modificar¡ los caracteres habituales de su desarrollo normal y habitual. Por ejemplo en otoño y a la decoloración hacia los tonos crema propios de esta especie, hay que añadir que al llegar las primeras heladas por suaves que estas sean, el frío hace que el sombrero de esta especie reaccione generalizando los tonos crema de manera que desaparecen las zonas blancas que podrían avisarnos del error que estamos cometiendo y a su vez dichos tonos cremas se tuestan y se oscurecen un poco mas de lo habitual para esta especie, pero a su vez como en el caso de Marasmius oreades sus tonos del sombrero muy similar al café con leche, con el frío se palidecen de manera que si nos presentan ambos hongos a la vez, sus sombreros son tan similares que a las personas que les he realizado la prueba no son capaces de distinguir una de la otra, incluso siendo personas que se confesaban asiduos recolectores y degustadores de Marasmius oreades. El sol, la lluvia y el viento también originan efectos parecidos sobre los hongos pero no tan intensos ni en tan poco tiempo como el frío.
M. L. Cueto

Marasmius oreades
El Marasmius oreades se trata de la especie comestible con que se equivoca la gente su sombrero puede sobrepasar los 50mm de diámetro su color es marrón leonado a café con leche, primero hemisférico, luego extendido pero que suele conservar un leve abultamiento o mamelón central obtuso; el margen del sombrero suele ser algo estriado o al menos por zonas. Las láminas son separadas y espaciadas inicialmente blanquecinas y con la maduración de las esporas van poniéndose del color del sombrero pero más pálido. El pie es cilíndrico y tiene unos 70 x 5mm aunque si la hierba del entorno es muy alta podemos encontrarnos con proporciones algo mayores, es de color parecido al del sombrero o mas pálido, pero sobre todo es fibroso y si le retorcemos tiende a resistir antes de romperse por lo que resulta un poco coriáceo y suele eliminarse para el consumo y solo se consumen los sombreros. La carne es blanquecina de sabor y aromas agradables. Como su aparición en las praderas es tanto en primavera como en otoño es muy codiciado y también es famoso por los grandes corros que forma con la hierba más alta y tupida allí donde crece pudiéndose apreciar desde lejos; una vista preciosa para los niños, es cuando desde el extremo de un valle se aprecia la ladera de enfrente poblada de setales y viendo como van formando arcos e incluso en ocasiones cerrando completamente el circulo.
El Genero Marasmius tiene otra especie muy similar que es el Marasmius collinus con el que cualquiera podría confundirse ya que se trata de un hongo de casi las mismas características generales, como veremos en la fotografía y descripción que acompañamos; las principales diferencias son el color general mas pálido, tamaño algo menor y el pie en este caso es hueco que no resiste la torsión y rompe con facilidad. Esta especie es considerada en la bibliografía como toxica pero el riesgo mayor de confusión esta en el Clitocybe rivulosa que aunque inicialmente son muy distintos las apariencias pueden llegar a engañarnos como hemos comentado anteriormente y el grado de toxicidad que contiene es mucho mayor.
M. L. Cueto

Marasmius collinus
Hongo: sombrero de 30mm hemisférico-campanulado luego extendido de color blanquecino con el centro algo crema, con la maduración los tonos crema se generalizan. Las láminas son blanquecinas, escotadas, a veces se bifurcan próximas al margen; con la maduración se vuelven crema. La carne es blanca sin sabor y olor no agradable. El pie de 52 x 3’5mm blanquecino, pronto hueco, frágil que se deshilacha fácilmente; con la edad un poco ensanchado hacia la base y de color crema. Crece entre la hierba en prados a veces en grupos, de numerosos ejemplares; este hongo es Toxico.
Espora: hasta 10 x 5’5µ.
Basidio: hasta 38 x 8µ tetraspórico con fíbulas.
Pleurocistidio: de 53 x 5’5µ cilíndrico que comenzando por el ápice se le van formando estrangulamientos pudiendo apreciarse formaciones globosas, a veces varias de ellas en hilera; tabicado o con fíbula en la base.
Herbario: MLC 2210
M.L.Cueto
Las Intoxicaciones con Hongos Silvestres continuación
En la publicación anterior como habréis podido ver, ya hemos tratado un poco de los caracteres del sombrero y su unión con en el pie del hongo que más intoxicaciones humanas produce todas las temporadas el Clitocybe rivulosa. Como es preferible tratar estos temas con ejemplos prácticos vamos a seguir tratando del pie de hongos tóxicos pero lo haremos con unos de los más peligrosos que sin lugar a dudas están englobados en el Genero Amanita.
Es generalizado el concepto de que aquí en este Genero se encuentran los hongos mas apreciados gastronómicamente como la Amanita caesarea pero yo siempre he pensado que la importancia gastronòmica de un hongo es algo sicológico y que para cada persona el valor gastronómico de un hongo depende más bien del hongo conocido comestible que se desarrolla en cada zona por la que el hipotético aficionado frecuenta. De todas formas a parte de la Amanita caesarea en general son muy pocas más las especies de este Género que se recolectan para ser consumidas debido al peligroso parecido entre muchas de estas especies, de manera que cuando se produce una intoxicación fatal, generalmente se debe a que el recolector se confundió con otro hongo comestible que acostumbra a recolectar y que con frecuencia para nada ni siquiera pertenece a este Genero Amanita.
Pues bien a su vez este Genero Amanita también engloba varias especies de los hongos más peligrosos para el consumo por el ser humano así que por este motivo para esta ocasión nos centraremos un poco más en este tipo de hongos y trataremos de explicar los caracteres del pie ya que son cruciales para evitar las posibles confusiones fatales con este tipo de hongos que aunque no son frecuentes, en estos casos si son muy comentados en los medios de comunicación ya que su toxicidad es tal, que no suelen perdonar y cuando la persona afectada no fallece, frecuentemente su vida suele quedar muy afectada con problemas hepáticos y o renales tan graves que ya no puede llevar una vida normal como por ejemplo trabajar etc. La gravedad de cada caso depende de la cantidad del hongo ingerida así como también del tiempo que transcurre hasta que es atendida la persona afectada por lo que ante los primeros síntomas lo mas recomendable siempre es vomitar lo antes posible la mayor cantidad que se pueda de hongo ingerida y a continuación acudir al Hospital de Urgencias.
El número de especies que se conocen de este Género no se puede determinar con exactitud pero si es bien conocido que supera con mucho las 400 especies de las que algo más de 60 son completamente blancas y es aquí donde reside el principal problema con este tipo de confusiones ya que por ejemplo la confusión con otras especies como la Amanita phalloides de sombrero verde-oliva y que aun siendo mucho mas abundante en la naturaleza, sus confusiones son mucho menos frecuentes debido a la labor que realizan las Asociaciones Micológicas todos los años con las exposiciones que realizan ya que procuran tenerla siempre presente y así cada vez son mas las gentes que la conocen.
Empezaremos comentando que está generalmente aceptado que el Género Amanita es el mas evolucionado del mundo de los hongos ya que por un lado incorpora una membrana denominada “volva” que cubre todo el hongo, y a esta fase inicial se la denomina “fase de huevo”; posteriormente con el desarrollo del sombrero y del pie, dicha membrana o volva generalmente se fractura, emergiendo el hongo del subsuelo y quedando visibles parte del pie y el sombrero, pudiendo quedar algunos restos adheridos al sombrero; durante toda esta fase dicha membrana ha servido para proteger todo el conjunto y a su vez mantener en su interior la humedad y temperatura en las mejores condiciones posibles para el normal desarrollo del hongo.
Posteriormente ya con el sombrero elevado se puede apreciar otra membrana denominada “anillo” y que en las especies de este Genero suele estar situado a distintos niveles del pie, pero siempre en su mitad superior y que cubre desde el pie hasta el margen del sombrero toda la parte fértil del hongo (en este caso formado por laminas) en la fase inicial de su desarrollo esta destinado a proteger de los agentes externos hasta casi la completa maduración de las esporas o al menos hasta que dicho proceso ya esté avanzado, siempre dependiendo de que la climatología lo autorice.
Dicha membrana o anillo no esta siempre presente en todas las especies de este Genero ya que en algunas se trata de un “anillo fugaz” que desaparece de una forma prematura y aunque no es el único Genero de hongos que incorpora esta evolución, si se trata del Genero que mas lo utiliza y mejor desarrollado lo tiene.
Las especies blancas del Genero amanita que sabemos que son mortales “incluso en dosis reducidas” son estas que comentamos, siempre con la convicción de que en le futuros estudios aparecerán mas aun.
Amanita bisporigera
Amanita magnivelaris
Amanita phalloides var. alba
Amanita verna
Amanita virosa
Todas ellas son completamente blancas, sombrero, laminas, pie, volva, anillo etc. todo es blanco y curiosamente en estas 5 especies “todas tienen el anillo o a muy escasa distancia de las laminas o bien prácticamente pegado a las mismas” este carácter es común en este grupo reducido de especies y no suele ser reseñado, pero por el contrario es crucial para su correcta identificación y así evitar muy graves confusiones.
Esta fotografía de campo de Amanita virosa nos ayuda a desvelar un error muy frecuente acerca de la morfología de los hongos y es que al igual que todo lo demás en este planeta, los hongos no son perfectos y a veces podemos encontrarnos con circunstancias comprometidas, por lo que siempre es necesario estar en guardia ante cualquier detalle fuera de lo habitual, sobretodo en los hongos que van a ser destinados al consumo; pues bien si os fijáis en el pie, mas o menos en su mitad aparece una zona marcadamente que sobresale y efectivamente hay Amanitas que son comestibles con el anillo en esa zona, además aquí se esta afirmando que las especies mas peligrosas lo tienen bastante mas arriba por lo que la decisión de añadirla a la cesta con lo demás recolectado podría ser considerada; estimado lector esa zona marcada que sobresale ¡no es un anillo¡ sino que se trata de una característica normal para este hongo al cual en el pie frecuentemente se le deshilacha localmente alguna zona como en este caso donde el margen del sombrero estuvo próximo al pie inicialmente, por el contrario si usted se fija en el sombrero y hacia su parte inferior izquierda, entre el margen del sombrero y el pie se aprecia perfectamente, como las laminas están ocultas por el verdadero anillo que si esta literalmente pegado a ellas, claro esta que se trata de un hongo bastante joven en plena fase de desarrollo, pero este error habría costado muy caro ya que aun siendo poca cantidad hubiese bastado para ocasionar una situación muy grave y mas aun si hubiese sido un niño el que la hubiera consumido.
También es necesario saber que este hongo cuando fue recolectado, no olía mal, sino que carecía de un olor reseñable, pero se da el caso de que la Amanita virosa también es conocida vulgarmente como Amanita mal oliente y claro, que cuando su estado de maduración es avanzado comienza a oler mal, al igual que todos sus congéneres de Genero y que cualquier otro hongo ya avanzado en su desarrollo; a lo sumo quizás comience a oler mal algo antes que otras especies pero eso es así; este hecho sin lugar a dudas es imprescindible tenerlo también muy en cuenta y no fiarnos tampoco de esta creencia generalizada.
Amanita verna también tiene su anillo a escasos milímetros de las laminas; para esta especie la bibliografía cita también la A. verna var. decipiens que con el reactivo Hidróxido potásico reacciona hacia el amarillo, pero después de casi 20 años observando dicha característica en hongos de esta especie en el mismo lugar y en el mismo día, dicha reacción es completamente variable de unos hongos a otros; desde ser nula, hasta apreciarse netamente el amarillo, por lo que pienso que tienen razón los detractores de esta variedad de la Amanita verna.
Por otra parte tanto Amanita bisporigera, Amanita magnivelaris como Amanita phalloides var. alba desarrollan su anillo separado de las laminas no mas de 10 - 12 milímetros a lo sumo, es decir que muy alto y próximo a las laminas.
A su vez estas 5 especies presentan la volva membranosa bien desarrollada y generalmente bastante enterrada como a unos 8-12cm de profundidad a veces algo mas.
Una vez mas nos topamos con el dichoso dilema de si cortamos el hongo que vamos a recolectar con la intención de consumirle o bien lo recolectamos entero. Pues bien si cortamos el hongo y recolectamos únicamente el sombrero (esta es una practica que he presenciado en multitud de ocasiones) dejamos enterrada su volva en el suelo y esta es la prueba mas llamativa e importante, con la que podríamos darnos cuenta inicialmente del error que estamos cometiendo, hasta el punto de que los tres casos con personas fallecidas en los que pude informarme un poco de lo ocurrido, fueron trágicas practicas calcadas de esto que estamos comentando.
Claro esta que no son las únicas especies peligrosas de este Genero de hongos ya que la Amanita phalloides típica también es mortal pero su sombrero es verde-oliva; otras como Amanita pantherina de color marrón también es de muy grave toxicidad así como otras muchas de comestibilidad muy dudosa o desconocida.
En nuestra pagina Web junto con las especies comestibles ya publicadas, próximamente incluiremos el apartado de las especies toxicas y venenosas entre las que incluiremos algunas mas, a parte de las especies que estamos comentando.
M. L. Cueto


Amanita verna (Bull. ex Fr.) Lamarck
Sombrero hasta 77mm de color blanco satinado con restos de volva también blanca, el margen levemente incurvado y muy suavemente estriado. Láminas blancas libres. El pie hasta 160 x 27mm de color blanco con el anillo apical membranoso persistente de color blanco situado en lo alto muy próximo a las laminas que a su vez esta estriado en su parte superior (síntoma de haber estado unido a las laminas previamente y que con el despliegue del sombrero queda levemente separado de las mismas); la base con una volva de 53 x 39mm membranosa de color blanco y muy unida al pie. La carne es blanca sin aroma reseñable. Especie primaveral.
Los caracteres microscópicos son:
Espora: dos diferentes, una globosa de 10’8 x 11’6µ y otra subelíptica de 10’5 x 8µ, ambas amiloides.
Basidio: hasta 50 x 15µ tetraspórico.
Cutícula: segmento final hasta 175 x 5-11µ cilíndrico levemente ensanchado en el ápice.
Volva: hifas con segmento final de 116 x 25µ cilíndrico de entre las cuales surgen células globoso vesiculosas hasta 192 x 153µ sin fíbulas.
KOH: reacción extremadamente variable, muy leve casi nula en el sombrero, casi nula en el pie y nula en la volva.
Nota: la reacción observada en KOH fue extremadamente variable desde una reacción nula hasta poder apreciarse una reacción fuerte en varias partes del hongo según observaciones efectuadas durante muchos años en hongos de la misma zona.
Herbario: MLC 297.
M.L.Cueto


Amanita virosa (Fr) Bertill. (1866)
Sombrero de 55-90mm de ancho y 36mm de alto (da la impresión de ser pequeño con relación a la longitud del pie) inicialmente cónico de color blanco a blanco-céreo frecuentemente con restos de volva que a veces ocupa casi la mitad del sombrero y un mamelón obtuso, es de notar que el margen frecuentemente aparenta mas distante por unas zonas que por otras con respecto al centro del sombrero y casi siempre incurvado sin llegar a extenderse completamente. Las láminas son blancas, libres y frecuentemente con restos del anillo adheridos en las aristas. La carne es blanca inicialmente sin olor reseñable que con la maduración comienza a desarrollar progresivamente un olor desagradable. El pie de 160 x 20mm de color blanco, de aspecto sedoso-fibroso que a veces se deshilacha localmente en mechones típicos lanosos; hacia la base se ensancha hasta formar un bulbo de 52mm y con todo el resto de la volva aun presente y de color blanco; también presenta un anillo apical, es decir pegado a las láminas que se fragmenta fácilmente en jirones dispersados, a veces grandes. Especie poco frecuente que prefiere los momentos calidos del año sobre todo en hayedos.
Los caracteres microscópicos son:
Espora: subesférica 10µ.
Basidio: hasta 52 x 15µ tetraspórico.
Píleo: segmento final hasta 9µ de ancho, cilíndrico a veces un poco atenuado en el extremo, sin fíbulas.
Herbario: MLC 1784.
M.L.Cueto
El Clitocybe rivulosa segunda parte
Para esta ocasión quiero constatar el hecho que vengo observando desde hace un tiempo, y es que el consumo de hongos esta cambiando notoriamente, debido al enorme carácter mediático de cocineros de la mas alta gama, que siempre han ofrecido en su carta los platos preparados con hongos mas bien de temporada. En la actualidad es mas bien un furor por consumir hongos que además de el prestigio previo comentado, hay que añadir la facilidad actual para conservarlos durante mas tiempo, pudiendo ser ofertados prácticamente durante todo el año y a su vez, también la publicidad que hacen muy diversas administraciones, potenciando modelos turísticos, de aprovechamientos naturales etc. todo ello a mi entender con buen criterio y la mejor de las intenciones. A los hongos de consumo tradicional con nombres vulgares como: la seta de cardo, senderuela, envinada, de mango azul, seta de mayo, niscalo, seta de chopo, la llenega, la molinera y pocos mas, que por zonas muy localizadas también se consumían, en la actualidad hay que añadir unas cuantas especies mas, debido a la mayor divulgación que en la actualidad se hace de todo este tipo de hongos comestibles. El Boletus edulis es uno de ellos y esta adquiriendo un prestigio especial, debido a su gran belleza, la facilidad de localizarlos, también con que unos pocos ejemplares llenan la cesta y que tiene un gran nivel gastronómico, pero además, no se le suele confundir con especies toxicas; todo esto hace que la fiebre por recolectarlos y hacerse la foto de rigor con grandes recolectas, sean habituales.
Pero en un ambiente de euforia así y pretendiendo saber mas que los demás no falta quien da un paso adelante y se inventa el apodo de “la chivata” para un hongo que siempre fue conocido vulgarmente como “la molinera” cuyo nombre científico es Clitopilus prunulus; todo esto hace, que este hongo sin comerlo ni beberlo, pase a ser conocido por todo el mundo como algo novedoso y encima descubren que también es un gran comestible, de manera que ¿Por qué no llevarme también “la chivata” a casa? y así en poco tiempo cuando antes éramos unos pocos los que la consumíamos ahora es mucha mas gente y en tropel “pero el aura de seguridad en su consumo” que acompaña al Boletus edulis “esta ausente” en el Clitopilus prunulus.
El Clitopilus prunulus es un hongo que tiene muy buen aspecto, con aroma primaveral muy agradable y un sabor bien definido y prestigioso, que a mucha gente le agrada. Esta especie aparece al final del verano, y lo hace hasta los primeros fríos del otoño. Frecuenta muy distintos tipos de hábitat como bosques puros de roble o grandes pinares, pero también podemos encontrarla en hayedo o en bosques mixtos. A veces se la asocia como compañera del Boletus edulis por lo que como ya hemos comentado no falta quien la denomina como “la chivata” pero lo cierto es que salvo en lugares muy puntuales en que ambos comparten el mismo tipo de suelo, esa premisa no se cumple, pues lo habitual es descubrirla no solamente acompañada por los Boletos edulis sino por un sinfín de especies propias de esa época en las que dicho Boleto incluso podría estar totalmente ausente como veremos mas adelante.
El Clitopilus prunulus tiene un sombrero de color blanco satinado un poco grisáceo muy claro por zonas, generalmente con el margen incurvado largo tiempo, que fácilmente alcanza los 100mm de diámetro. Por zonas en los claros de bosque acostumbra a formar grupos más o menos extendidos entre la hierba o las acículas dependiendo del tipo de bosque; también es frecuente observar pequeños grupos de unos pocos ejemplares muy próximos unos de otros. Sus formas se asemejan al Pleurotus eryngii con láminas muy decurrentes y el pie más bien corto de hasta unos 80 x 10mm en ejemplares grandes, pero solo se asemeja en sus formas ya que las laminas son blancas que con la maduración de las esporas van poniéndose rosadas hasta generalizarse dicha tonalidad, pudiendo aparecer en el pie o en la hierba debajo del sombrero zonas rosadas debido a la acumulación de esporas maduras. El pie también blanquecino suele ser concolorado con el sombrero y al corte su carne es blanca de aroma y sabor harinosos por lo que cariñosamente como ya hemos dicho también la apodan “la molinera”.
Su textura es más bien frágil, por lo que con frecuencia cuando la recolectamos y la transportamos en la cesta, suelen aparecer trozos rotos de algunas de ellas, por lo que si vamos a consumirlas debemos tener muy en cuenta que la dificultad de identificar de dichos trozos es bastante mayor y que tampoco se pueden consumir trozos dudosos por pequeños que sean.
El aroma que desprende es agradable harinoso-afrutado, muy característico que recuerda al Calocybe gambosa, pero dicho aroma no es igual ya que son muchas las decenas de especies con aroma harinoso, pero cada una de ellas tiene algún componente o matiz que lo hace único para cada una de ellas, por lo que yo siempre recomiendo que cuando decidimos consumir un hongo “siempre previamente debemos familiarizarnos con su aroma” ya que esto imposibilitara cualquier probable futura confusión desagradable.
Su sabor es agradable que recuerda algunos tipos de carnes y guisada solo con un poquito de ajo tiene un gran nivel gastronómico; claro esta que para nada desmerece acompañar a cualquier tipo de carne o para acompañar en cualquier tipo de salsa que se nos ocurra.
Pero todo no van a ser bendiciones y alabanzas hacia este hongo. Como usted mismo puede comprobar, no esta mal recordar que en la bibliografía existente, muchos autores que con toda la razón, recomiendan tener precaución para no confundir esta especie, con la muy toxica denominada Entoloma sinuatum (antes Entoloma lividum) ya que esta especie alcanza tamaños similares de desarrollo, las laminas son “blanquecino-algo amarillentas” que con la maduración se ponen rosadas, a su vez pueden compartir el mismo hábitat y también presenta un aroma harinoso aunque no igual, por lo que en Regius deseamos refrescaros la memoria y aclarar que el Etoloma sinuatum muy toxico, Clitopilus prunulus y Calocybe gambosa comestibles, de por si forman un trío muy conflictivo ya que los tres inicialmente comparten las láminas blanquecinas y el dichoso aroma harinoso así como también en algunos momentos de la temporada comparten el hábitat.
Para aclarar un poco este entuerto si es que fuese posible, voy a recordaros como van sucediéndose estas tres especies: en primavera algo antes del mes de Mayo aparece el Calocybe gambosa, a veces si las condiciones acompañan, lo hace hasta entrado el mes de Junio; yo en ocasiones he recolectado en esas fechas unos preciosos Calocybe gambosa y el mismo día en la misma zona también los primeros Entoloma sinuatum de la temporada(Calocybe gambosa tiene laminas adnatas y blanquecinas que nunca se ponen rosa y Etoloma sinuatum tiene laminas adnatas y blanquecino-amarillentas que pronto comienzan a ponerse rosa, incluso antes de apreciarse tonos rosa en las laminas a veces ya se pueden ver dichos tonos en lo alto del pie debido a las primeras esporas que van madurando y cayendo, acumulándose en esa zona) después durante la fase mas calurosa del verano se interrumpe la aparición de estas especies y cuando vuelven a suavizarse las temperaturas a principios del Otoño el Calocybe gambosa ya no suele aparecer mas que en rarísimas ocasiones y solo en algún setal muy puntual por lo que podemos considerarlo desaparecido hasta la siguiente temporada. Ya en este momento el Entoloma sinuatum vuelve a aparecer con mas intensidad siempre dependiendo de la climatología y aquí es cuando toma el relevo el Clitopilus prunulus que a pesar de compartir en la madurez el parecido colorido de las laminas y el aroma, a diferencia del Entoloma sinuatum las laminas de Clitopilus prunulus son muy decurrentes.
Todas estas aclaraciones -con mejor o peor suerte- reiteran como hemos dicho las de otros muchos autores por lo que ¿ya podríamos considerar zanjados estos riesgos? fíjese que la época del Otoño es con mucho la mas prodiga del año sobre todo, en el numero de especies.
Estimado lector dichos riesgos no se acaban con estos comentarios precedentes ni muchísimo menos y quiero aclarar algo más de este conflicto.
En repetidas ocasiones he tenido noticias de personas afectadas por intoxicaciones y los detalles que me daban de los hongos consumidos, no encajaban con las especies comentadas por lo que venditas sean estas humildes paginas, ya que, también aquí aparece como protagonista en la escena una vez mas el dichoso “Clitocybe rivulosa”.
Hemos de recordar que nos referimos a los principios del Otoño y claro al Clitocybe rivulosa como ya hemos afirmado en otras ocasiones ¡¡aparece en esa época es muy toxico, no se le ponen las láminas rosa ni tiene aroma harinoso¡¡ entonces…… ¿como podemos confundirlo con el Clitopilus prunulus que tanto hemos ponderado al principio de este articulo?
En este punto recordemos que ambas especies aparecen a la vez y en la misma época; también como ya hemos afirmado en mas ocasiones, el toxico Clitocybe rivulosa suele presentar un sombrero de hasta 50mm blanco satinado con un pie de unos 50 x 6mm también blanco. Pero el sombrero del comestible Clitopilus prunulus suele alcanzar los 100mm de color blanco un poco grisáceo muy claro por zonas y también satinado y con un pie de 80 x 10mm es decir que se trata de una especie de bastante mas envergadura “por lo que dicho contraste no alerta nuestras sospechas”. Y aquí es donde radica la mas que posible confusión; en la fotografía de campo que presento, hay dos grupos de hongos, separados por un útil que yo utilizo para la fotografía, a la derecha podemos apreciar que “cuando el sombrero de Clitopilus prunulus no sobrepasa los 20 ó 25mm de diámetro aun no tienen las laminas rosadas todavía, tampoco son aun decurrentes y la separación de las laminas es casi similar” por lo que a la vista son morfológicamente casi idénticos y son imposibles de distinguir de los ejemplares de similar tamaño de la especie toxica Clitocybe rivulosa hasta el punto de que el único recurso posible que nos queda para diferenciarlos entre si, es ¡¡el olfato¡¡ ya que el comestible Clitopilus prunulus desde que es un simple botón ya tiene el clásico aroma harinoso-afrutado y el toxico Clitocybe rivulosa carece de dicho aroma durante toda su vida.
Estoy seguro que usted después de haber leído estas reflexiones, y de que algunos recolectores comprueben in situ todo lo que aquí se afirma, se echaran las manos a la cabeza al tener conciencia del verdadero riesgo, que inocentemente podemos estar corriendo sin darnos cuenta en absoluto, y entenderemos mejor a esas personas que habiendo estado con un grupo de amigos en un evento, alguno de ellos manifiesta que a ella o a el los hongos le sientan mal, pero la verdad es que salvo en casos muy raros, lo ocurrido es que durante la recolecta se ha colado algún ejemplar de una especie toxica, y al que le toca en su plato, lo sufre, por lo que la gravedad de la intoxicación dependerá directamente del numero de hongos tóxicos equivocados que hayan sido recolectados e incluidos junto con el resto de hongos comestibles que conocíamos previamente.
M. L. Cueto




Fr. Calocybe gambosa Fr.
Sombrero: Carnoso, compacto, hemisférico, los jóvenes con el margen enrollado, luego convexo y finalmente extendido. Color de blanco-crema a beige. Cutícula lisa, seca e inseparable
Láminas: Numerosas, apretadas, estrechamente-adnatas de color blanco-crema
Pie: Macizo, blanquecino, cilíndrico engrosado hacia la base. Fibroso en los ejemplares adultos.
Carne: Blanca, firme, compacta y a la vez quebradiza, de sabor agradable. Olor a harina fresca.
Hábitat: Fructifica en primavera y principios de verano entre la hierba de los prados, brezales, espinos etc. formando hileras y a veces corros de brujas.
Nota: Excelente comestible. Su consumo es buen remedio para los diabéticos ya que produce efectos hipoglucémicos.
Confusión posible: con el Entoloma sinuatum (muy tóxica) de laminas primero claras y luego rosadas ya que pueden coincidir al final de la primavera los últimos Calocybe gambosa con los primeros Entoloma sinuatum de la temporada.
Herbario: MLC 419.

Entoloma Sinuatum
Sombrero: hasta 130mm de color blanquecino-grisáceo, con fibrillas de aspecto sedoso también con zonas algo más oscuras; frecuentemente giboso, ondulado con el margen más o menos regular y más claro.
Láminas: son adnatas inicialmente de color blanquecino-crema, con la maduración se colorean de rosado-salmón; la arista es irregular.
Pie: es blanco sinuoso hasta 110 x 25mm con frecuencia con zonas rosadas en su parte alta debido depósitos de esporas maduras.
Carne: es blanca con aroma harinoso y sabor agradable.
Hábitat: suele frecuentar los robledales y otros planifolios, desde finales de primavera y también en otoño.
Comestibilidad: a pesar de su olor agradable esta especie es muy tóxica.
Espora: hasta 10 x 8µ globoso-angulosa.
Basidio: de 41 x 12’5µ tetraspórico.
Herbario: MLC 257
Nota: puede ser confundida con otras especies que si son comestibles como Calocybe gambosa o Clitopilus prunulus.
“Los Tapados” El Cortinarius splendens
Estimado lector después de lo comentado en pasados boletines acerca de los hongos silvestres tóxicos en esta ocasión no podemos olvidarnos de esta especie venenosa mortal.
Se trata del Cortinarius splendens cuyo sombrero en la fotografía tiene 69mm de color amarillo y superficie lisa un poco coloreado de pequeñas zonas marrón-oxido hacia el centro del sombrero, a su vez con el margen mucho tiempo levemente incurvado. Las laminas son adnatas, también son amarillas que con la maduración de las esporas van tornándose de marrón-canela. El pie de 65 x 13mm de color amarillo, con restos bien claros de la cortina anular inicial de tonos oxido, pero no siempre presentes y con la clásica base bulboso-marginada. La carne es amarilla en todas sus partes, sin aroma especial ni sabor reseñable. Esta especie generalmente prefiere los bosques de hayas, pero tiene otros hermanos de genero como su variedad meinhardii o los C. elegantissimus, C. elegantior, C. citrinus, C. alcalinophilus todos ellos cuando menos de dudosísima reputación, o bien tan peligrosos como el Cortinarius splendens; todas estas especies de Cortinarius comparten el mismo aspecto amarillento y entre ellos se diferencian por los diferentes hábitat, aromas, caracteres microscópicos etc. lo que hace mas probable una posible confusión con otro hongo comestible ya que te los puedes encontrar repartidos por muy diferentes hábitats.
El hongo comestible, con el que los podemos confundir, es con el Tricholoma auratum pues se trata de un hongo que tradicionalmente ha venido siendo consumido por multitud de gentes, a esto hay que añadir que en los últimos años -muchos se acordaran- de un comentario acerca de intoxicaciones por Rabdomiólisis que después de haber ingerido durante largos periodos de tiempo, únicamente hongos de esta especie, las personas afectadas se manifestaban con anomalías en las articulaciones del tipo agujetas y complicaciones más graves. Pues bien no se ha vuelto a oír nada del tema pero lo que esta claro es que se trataba de hongos recolectados en pinares de las Landas Francesas a nivel de mar y a su vez también que se debe evitar el consumo prolongado de cualquier especie por muy comestible que sea. Personalmente mucha gente me a manifestado que ellos venían consumiendo asiduamente todos los años dicha especie de hongo y que como jamás habían notado ningún síntoma de nada, ellos pensaban continuar consumiéndola como siempre, a lo que yo les añado una recomendación y es que se debe pelar el sombrero (hecho este que se realiza fácilmente tirando de la cutícula desde el margen hacia el centro) y también que el consumo sea siempre moderado.
A todo esto hay que añadir la complicación que supone el que en muchas publicaciones se denomine Tricholoma equestre a dos especies bien diferentes como son el Tricholoma auratum comestible y el Tricholoma flavovirens también comestible; estos temas son especialmente delicados, ya que a las personas que solamente les interesa degustar unos pocos días los hongos cada temporada, les origina unas soberanas complicaciones añadidas. Para aclarar un poco todo esto solo quiero recordar que es el Tricholoma flavovirens es el que ha sido sinonimizado con el Tricholoma equestre por lo que Tricholoma auratum es una cosa y Tricholoma equestre es otra bien diferente.
Esta aclaración es vital ya que el Tricholoma auratum, tiene el sombrero amarillo con el centro variablemente de marrón, el pie amarillo muy enterrado en la arena y las laminas amarillas; se desarrolla en los bosques arenosos, de Pinus pinaster, (vulgarmente llamado pino resinero) por multitud de lugares a lo largo de nuestra geografía y este tipo de hábitat le separa de casi todos estos Cortinarius de riesgos que le rodean. Por el contrario Tricholoma equestre no se da en lugares arenosos y este si tiene verdadero riesgo de ser confundido con todos esos otros Cortinarius mencionados al principio.
No obstante también es básico fijarnos en dos detalles, el comestible Tricholoma auratum al corte tiene la carne amarilla solo algún milímetro en los extremos y el resto es “totalmente blanca” y mas aun “con leve aroma harinoso y agradable” lo que le hace fácilmente reconocible y diferenciable de los demás mencionados; pero si todavía hubiese alguna duda, deberíais fijaros en las fotografías de campo, en el detalle de la unión de las laminas con el pie, en el mortal Cortinarius splendens son adnatas de aspecto levemente decurrente y por el contrario en el comestible Tricholoma auratum son tan levemente adnatas que casi parecen escotadas; como podéis ver esta es una ocasión perfecta para comprobar lo eficaz de la observación de unos detalles que nos evitaran una confusión fatal.
Después de lo comentado aun nos queda todavía otra especie de hongo, que podría complicarnos la cosa por ser también toxico, se trata de uno de sus hermanos de Genero y es el Tricholoma viridifucatum ya que podríamos decir que es un facsímil suyo, pero que tiene las “laminas blancas y se desarrolla en bosques de robles” así que, con estos detalles también podremos separarlos con seguridad.
En todo caso recordad que la presencia de unos restos de cortina en el pie, la carne al corte totalmente amarilla, la ausencia de aroma harinoso o unas laminas blancas así como ser consciente del hábitat en que nos encontramos, nos pondrán en la pista de que no se trata del Tricholoma auratum comestible sino de otro de sus mas que peligrosos tapados.
M. L. Cueto


